A veces, la puerta de la prisión está abierta;
Esa prisión en la que entraste por tu propia cuenta.
No hay guardias, grilletes, ni cadenas.
Muchas veces has querido salir,
Has visto la luz tras la ventana;
Y, vez tras vez, te has estrellado
Contra ese vidrio reluciente,
Que te ofrece brillantes colores,
Pero no lleva a ninguna parte,
Sino la muerte.
Las herramientas de tu vida están ahí--
Oxidadas y viejas, inútiles, escondidas
En la oscuridad de tu pasado,
Ese pasado que te ha mantenido enjaulado.
Y tú ni tan siquiera miras a la puerta,
Esa puerta que está completamente abierta.
¿Por qué pierdes el tiempo, tu vida,
Tratando de encontrar libertad,
Satisfacción y alegría
A través de una bonita ventana cerrada,
Que te ofrece todo, pero da nada?
Jesucristo te dice: "Yo soy el Camino,
La Verdad, y la Vida.
Yo soy la Puerta".
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